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Anzoátegui:

Suspendidas
las clases y el suministro de agua

Tuberías rotas, tanques vacíos, cisternas que no llegan.

El panorama de las escuelas en el estado Anzoátegui está permeado por el contexto de escasez de agua que se cierne sobre la región desde 2018

Vivian Ariza 

Padres y representantes de escuelas públicas del estado Anzoátegui han denunciado que la insuficiencia de agua potable afecta el desarrollo del año escolar 2021 - 2022 que inició de forma presencial, después de dos años de ausencia por la pandemia de la COVID - 19.

 

En muchas escuelas del estado es frecuente la práctica de reducir los horarios de clases o suspender por completo las actividades académicas por falta de agua para los baños o aseo de las aulas.

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La situación compleja por el difícil acceso al recurso no es nueva. Desde el 2018 surgen denuncias por las condiciones sanitarias adversas en la que se encontraban las instituciones educativas del estado.
 
Con la vuelta a clases en octubre del año 2021, después de 20 meses con planteles cerrados, se encontraron estructuras en condiciones patéticas, a juicio de la presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema), profesora Maira Marín.
 

La gremialista precisa a la Agencia de Periodistas Amigos de la Niñez y Adolescencia (Agencia PANA) que los criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cantidad, calidad y accesibilidad al agua en los establecimientos escolares no se respetan y no se cumplen ni en un 50%.
 

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Las condiciones de infraestructura, equipamiento y condiciones de salud en cuanto a medidas necesarias contra la COVID-19 fueron verificadas en un recorrido realizado por 11 centros educativos del estado Anzoátegui.
 
El peor escenario se encuentra en instituciones en donde las salas sanitarias están inservibles y en algunas otras donde hurtaron las tuberías de la red que surte de agua potable a la infraestructura.
 
En el municipio Píritu, zona oeste del estado, en un liceo bolivariano se reprogramaron los horarios de clases presenciales y ahora los estudiantes van a las aulas dos semanas al mes. Un estudiante de noveno grado describe que con el nuevo horario van al liceo “una semana sí, y una semana no”. Esto implica que los estudiantes pierden 14 días de clases al mes.
 
Aunado a esto, hay reportes de docentes que asumieron un rol nuevo, porque ahora no solo deben preocuparse por la educación de sus alumnos sino que también deben garantizar condiciones mínimas para trabajar.  En dos escuelas estadales ubicadas en el sector Boyacá II de Barcelona los tubos de la red de distribución de agua fueron sustraídos de manera ilegal durante el receso de la pandemia, quedando sin fuente de suministro confiable.
 
En algunos centros de formación en Barcelona en donde no cuentan con un abastecimiento continuo, buscaron nuevas fuentes de suministro como la disposición de tanques para almacenar el agua. 
 
Pero esta solución amerita que tengan ayuda externa para provisionar el recurso: cisternas de agua de instituciones públicas o con la colaboración económica de los padres y representantes.
 
En la llamada zona metropolitana del estado, conformada por los municipios Simón Bolívar, Juan Antonio Sotillo, Diego Bautista Urbaneja y Guanta, con más de 900.000 habitantes según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para 2011, existen graves deficiencias en la distribución de agua potable, por lo que las extensas zonas urbanas en donde hay escuelas carecen de agua.  
 
Ante ese escenario, la preocupación de padres, representantes y maestros es la calidad del agua que a veces reciben, lo que supone problemas de higienización en instituciones en donde se ofrece el Programa de Alimentación Escolar (PAE), que impulsa el Gobierno nacional.  Son 1.069 planteles donde está activo este proyecto de alimentación.

  No hay bioseguridad sin agua


Adicionalmente la comunidad educativa en Anzoátegui está preocupada por las condiciones sanitarias para prevenir contagios de COVID-19. La lección principal que nos dejó los últimos años no ha sido aprendida: sin agua, aumenta el riesgo de contraer enfermedades.
 
En algunas escuelas que no fueron dotadas de líquidos o geles antibacteriales por parte del Ministerio para la Educación preparan sustancias con mezclas de plantas como el eucalipto para combatir bacterias en manos de alumnos, maestros y trabajadores, además de limpiar superficies.
 
En una escuela del municipio Simón Rodríguez, específicamente en la ciudad de El Tigre, los mismos docentes con ayuda de algunos padres preparan las soluciones antibacteriales que utilizan en aulas y áreas administrativas; y, en Barcelona hacen lo mismo pero además elaboran desinfectantes para pisos que en ocasiones comercializan con lo que generan recursos para algunas mejoras de los espacios educativos.
 
La posible reaparición de casos del nuevo coronavirus es uno de los temas a discutir en la asamblea general de la escuela nacional del municipio Simón Rodríguez apunta una de los docentes que prefiere mantener su nombre en reserva. La razón: fueron más de diez estudiantes y docentes de reposo luego de presentar síntomas del virus. En este centro educativo la matrícula es de 3.200 estudiantes.

Escuelas remozadas pero sin pupitres

 


Según reportes públicos difundidos por la autoridad educativa y la gobernación, desde el mes de agosto de 2021, se inició el plan de mejoras para las instituciones educativas Yo me anoto por mi escuela, impulsado por el entonces protectorado político de la entidad, que se sumó al plan de rehabilitación que ejecuta el Ministerio "Una gota de amor para mi escuela". Hasta el 25 de abril de este año se intervinieron 321 instalaciones. Apenas el 25% de todas las instituciones educativas del estado.
 
En el marco de estos programas se ejecutaron mejoras en paredes, techos de aulas y espacios deportivos, además de la recuperación de instalaciones eléctricas que incluyen la iluminación.
 
En ese sentido, Maira Marín, la representante de Sinvema, cuestionó los trabajos realizados al señalar que no solucionaron problemas de fondo en muchas estructuras físicas, como la falta de agua, reparación de fallas estructurales y falta de pupitres.
 
Citó como ejemplo a la escuela nacional del municipio Simón Bolívar en la que deben ver clases en el piso o de pie por la falta de pupitres o mesas y sillas.
 
Esta situación, que condiciona el proceso de enseñanza, actualmente está siendo evaluada en asambleas de padres indicó la representante de un estudiante de cuarto año de bachillerato de una escuela nacional del municipio Simón Bolívar que sirve de piloto para muchas actividades del Ministerio para la Educación.

Para este reportaje se visitaron 11 instituciones educativas, durante las primeras dos semanas de mayo. Se entrevistaron a 20 personas, de las cuales cinco eran niños, niñas o adolescentes.

 

Algunos nombres de alumnos, representantes y docentes fueron cambiados u omitidos para proteger su identidad.

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